C(H)OEURS es el último montaje del Teatro Real y estará hasta el día 26 de Marzo. Consiste en un discurso crítico con los desequilibrios humanos, y con las dinámicas contemporáneas de las que no acabamos de salir, donde perdemos sensibilidad, montado con coreografías y música de Verdi y Wagner.
Empieza la función con el coro en la sombra cantando el Dies irae del Réquiem de Verdi -se te ponen los pelos de punta.
Con un coro muy ligado a la propia coreografía y una "voz en off" que cuestiona quiénes somos y nos habla de un mundo que se va perdiendo, entre Lohengrin, Tannhäuser, Nabucco, van invitando a reflexionar sobre nuestras conductas rutinarias, ajenas al dolor, ajenas a la belleza.
Es un formato poco convencional que a nadie ha dejado indiferente al finalizar la función, se oían aplausos, abucheos, bravos y fueras, y algunos se levantaban despotricando cuando no se habían ido a mitad de función, mientras que otros aplaudían con furor y verdadera pasión, incluso compitiendo con los abucheos.
Y es que no es una ópera, y hay mucha gente mal acostumbrada al gusto comodón de la ópera, que ya se conoce de antemano y que sólo vas a degustar. No. Esta ocasión el teatro cobraba su esencia de actualidad, de acto, en el que se ha podido oír música antigua no como parte de un marco propio en el que olvidamos prestarle atención, sino aisladamente cada pieza, en contexto con lo que estaba sucediendo. Si la gente lo viese en el cine no se extrañaría, pero es que en el Teatro Real parece que no puedes hacer algo que se salga de un cuadro característico de función.
En la España actual, en un foro donde acuden personas de cierta posición social y económica -porque no olvidemos el carácter clasista que gustan algunos de que goce la ópera- una función de tales características iba a generar necesariamente tensiones en el público.
La ópera no es más que el tratamiento musicalizado de un texto teatral, y por tanto y gracias a la virtud de la abstracción que posee la música, se potencian los sentimientos y a menudo se pueden percibir incluso sin entender lo que dice el texto. Es bestial, y hay pasajes bellísimos. Sin embargo la ópera no es clasista per sé, ya se preocuparon de quitarle ese estigma compositores como Mozart o Rossini, el primero escribiendo en su propio idioma, y el segundo con cantidad de óperas populares de carácter cómico.
Creo que lo hermoso de esta función es la fuerza que han cobrado las piezas, así como las partes más críticas como la de todo el coro corriendo por el escenario como si hubieran enloquecido, o cuando todos se quitan un zapato y lo lanzan al fondo, o los focos iluminando el teatro, que de repente se ha convertido en el objeto de contemplación -el público a sí mismo- o las irreverentes parodias de una bailarina respondiendo con su voz desentonada a la orquesta, o las manos rojas de todos, mezcla entre sangre y representación de un corazón latiendo.
Es una obra que vale la pena ver, y ver la cara que se le queda a la gente, y darse cuenta ¡de que la función acaba con una obertura! ...(la de la Traviata).
álvaro,
ResponderEliminarnos encantaría ver tu proyecto..
[pintalamona]
En cuanto puedas actualiza lo que tengas del control del 20/3/2012 como se solicitó en clase para ser seguido via blog.
ResponderEliminarAnimo! XD