Opera prima

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septiembre 2011

jueves, 15 de marzo de 2012

Un recuerdo de 2008


En Noviembre de 2008 el grupo de proyectos de Sanz hizo un viaje de estudios a Viena, donde yo estaba de erasmus. Quiero recuperar estas imágenes dentro del patio de operaciones de la Postsparkasse de Otto Wagner. El edificio se construyó en 1904, y fue recibido con poco entusiasmo por las autoridades, por su lenguaje poco ortodoxo. Hay que  asumir la época para entenderlo, estamos en pleno reinado del emperador Franz Joseph I, y aún se están realizando las obras de la Ringstrasse, llena de edificios oficiales (Parlamento, Universidad, Ayuntamiento, la Ópera, la iglesia votiva, los museos de Semper...) con estilos historicistas, en el que la caja postal parecía desmerecerse. 

Su simplicidad radicaba en un uso muy tecnológico de los materiales constructivos, con estructura metálica y placas atornilladas en fachada con unos bulones que exageraban la presencia de los tornillos.


Otto Wagner (1841-1918) fundó el movimiento Sezession junto a Klimt, Hoffmann, Mosser y Olbrich en 1897, dentro del modernismo vienés conocido como Jugendstil (estilo joven) y fue el único de estos artistas que mereció el respeto de Adolf Loos, quien criticaba la arquitectura Sezession y a sus representantes, mencionando al propio Olbrich en su texto de Ornamento y Delito de 1908: ("[...]¿dónde estarán las obras de Olbrich dentro de diez años? El ornamento moderno no tiene padres ni descendientes, no tiene pasado ni futuro. Sólo es saludado con alegria por personas incultas, para quienes la grandeza de nuestra época es un libro con siete sellos, y, al cabo de un tiempo, reniegan de él [...]").



Estación de Kettenbrückengasse, donde están los edificios de Wagner del Linke Wienzeile.
 La estación pertenece a la línea U4 y es obra también de Wagner.

Wagner, con todo, fue un arquitecto muy prolífico en Viena. Tenía mucho interés por el planeamiento urbano y fue autor de un plan de desarrollo urbano de Viena, de la que construyó dos líneas (U4 y U6), y otra de S-Bahn (S-45). También fue profesor en la Akademie der Bildenden Künste, la misma que rechazase por aquella época el ingreso de un alumno venido de Linz (Alta Austria) llamado Adolf Hitler.

Antiguo pabellón de acceso al metro en Karlsplatz.

Aunque Wagner se opuso a los postulados historicistas de la arquitectura, buscó un nuevo lenguaje para su tiempo, que es lo que criticaba Loos del modernismo: el hecho de ser un estilo sin pasado ni futuro, un estilo ajeno a todo, creado forzadamente con el objeto de seguir decorando la arquitectura, que para él había de renegar del ornamento.

Sin embargo tanto Wagner como Loos siguieron incorporando elementos tradicionales de la arquitectura: columnas, entablamentos, podios. Muchas veces he llegado a pensar si no era una contradicción en sus discursos, hasta que me he ido dando cuenta que en realidad no rechazaban los elementos tradicionales en sí, sino una composición clásica con un orden muy canónico, como los edificios de la Ringstrasse. 

Por otro lado que conste que me parece muy interesante también el contexto que configura la Ringstrasse entorno al momento histórico de la Viena de fin de siglo, que es un auténtico caldero de pensamiento y densidad humanística. 

Viena es una ciudad que llevaba acumulando mucha historia y mucho poderío. Fue frontera del imperio romano, fue el límite que encontraron los turcos en sus campañas europeas, fue capital de una dinastía -los Habsburgo- que influyó en toda Europa y en España muy especialmente. Además es la ciudad de la música indiscutiblemente. En ella vivieron grandes compositores de varias épocas (Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Chopin, Schumann, Mahler...). Toda esta idiosincrasia, la fuerte impronta del barroco de Hildebrandt y Fischer von Erlach, el imperio y Franz Joseph I, permiten entender la operación que derriba las murallas renacentistas y explica la voluntad megalómana de representar el poderío de una nación en una circunvalación como el RIng, si bien un poderío que a la vez que alcanzaba su máxima expresión le esperaba el hundimiento y conducía inevitablemente al estallido de la Primera Guerra Mundial. 



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